martes, 1 de junio de 2010

Los Cheyenes


LOS CHEYENES:

La aparición de Los Cheyenes creó expectativa y rápidamente se presentaron para competir con Los Salvajes. Como la mayoría de los grupos de Barcelona dentro de este genero agresivo, su nombre denotaba su descontento y espíritu anticonformista, pues el nombre de la agrupación pertenecía a una tribu india de no muy buenos sentimientos.
Se originaron en Poble Sec, un barrio obrero de Barcelona, España, y desde 1964 cuando comenzaron sus ensayos ya tenían en claro que deseaban hacer y sus edades oscilaban entre los catorce y dieciocho años; pero tuvieron suerte, pues contaron con la aprobación familiar.
Estos muchachos fueron realmente autodidactas en la música y no cabe dudas de que fueran inteligentes y audaces.
La cabellera larga y abundante que usaban los hacia parecer cantantes gitanos o de flamenco; pero para ellos estaba claro el interés en dar una imagen de rebeldía, pues su look era uno de los mas impactantes, esto en mas de una ocasión les causó problemas hasta con las autoridades y al igual que Los Salvajes, la vestimenta era extravagante, ropas a rayas o estampadas, botas brillantes, pantalones estrechos y chalecos.
Entre 1965 y 1967 realizaron tres EP y dos sencillos y aunque la música era buena, muchos de sus trabajos fueron impuestos por la disquera. En el primer trabajo, como otros muchos grupos, se dejaron influenciar por Los Brincos y el tema “Flamenco”, entonces ellos grabaron en 1965 “Válgame La Macarena”. En este disco también incluyeron “No Me Esperes”, “Ven Ahora” y “Lloré Por Ti”.
Para triunfar era necesario tener temas propios, ellos lo sabían y para eso contaron con dos compositores en su formación, José Vercher y José Maria Garcés. El sonido del grupo fue contundente, fuerte, agresivo y el acople de las voces también era de buena calidad, además tenían similitud con The Kinks por las melodías atractivas que creaban. Sus presentaciones en vivo eran excelentes y es ahí donde demostraban sus cualidades musicales, incluso en una oportunidad lo hicieron en presencia de The Animals y es aquí después de varios intentos buscando una casa de grabaciones que la RCA decide contratarlos.
También en el año de su aparición editaron otro trabajo donde se podía apreciar “Conoces El Final”, “Y Olvídame”, “Revuélveme El Corazón” y “¿Por Qué Te Fuiste? .
En 1966 publican su tercer trabajo, aquí incluian “He Perdido Este Juego” y “Tu No Llegaste A Mi” y mas tarde aparecen “Eres Como Un Sueño”, “Estoy Triste”, ‘No Pierdas El Tiempo” y “Bla, Bla, Bla”.
El grupo estuvo formado por José (Joselin) Vercher (Barcelona-1948), en el bajo, José Maria Garcés (Barcelona-1946) en la guitarra rítmica, Roberto Vercher (Barcelona-1944) en la guitarra solista y voz y Ramón Colom (Barcelona-1946) en la batería.
La partida de Roberto para cumplir con el servicio militar dió al traste con la formación, pues era el cantante, el sonido y hasta el espíritu de la banda, además el poco entendimiento con los recién llegados y problemas con la imposición de la casa discográfica al impedir algunas letras por tocar el tema sexual y social dio fin a esta agrupación.
Antes de finalizar, en 1967 con la inclusión de José Luis Moro (Mieres-1946) en la guitarra solista y Michel como cantante dejaron plasmadas “Borrachera” y “Siguiendo El Sol” que no supuso mucho avance y fueron imposiciones de casa disquera.
Al regreso de Roberto hubo intentos de revivir la agrupación; pero la música ya había cambiado y no era fácil reinsertarse, mas que Los Cheyenes nunca llegaron a ocupar puestos estelares, pues siempre estuvieron considerados un grupo de segunda línea.
Ya han pasado más de treinta años de la existencia de Los Cheyenes y en la actualidad, aun su público los recuerda exhibiendo sus melenas por las grandes y anchas avenidas de Madrid.
En 1978 cuando el revival del pop en España, la RCA y otras casas de grabaciones se dieron a la tarea de reeditar de nuevos los trabajos de Los Cheyenes y es aquí donde se puede apreciar que su música entroncaba perfectamente con la de la época y entonces pasan a convertirse en un grupo de culto.

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